23 de noviembre de 2010

Sinceramente, todavía espero a que me llame para decirme que va  a cumplir uno de mis sueños. Cada vez que oigo el teléfono el corazón me da un vuelco y rezo para que sea él diciéndome que me va ha hacer feliz. Son las diez menos cinco de la noche y el milagro no ha ocurrido. Sí, es una tontería, pero quiero levantarme y mientras me arreglo para ir a clase me llame y me lo diga, o mientras como o una hora antes venga a buscarme y me lleve hasta mi sueño.
No lo va a hacer y cada vez que me doy cuenta de eso siento un completo vacío en mi interior, nadie sabe cómo es. Eso es lo peor, que nadie lo entiende, que nadie lo siente por dentro. Tendré que quedarme con este sentimiento dentro durante mucho más tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario